miércoles, 20 de agosto de 2008

COMO SE CONSTRUIAN LOS MOAIS

Estamos lejos de develar el misterio de la construcción de los moais, sin embargo algo podemos inferir, dado que gran parte de estos gigantes fueron abandonados a medio terminar. A continuación comentamos lo que parece ser la teoría más cercana al sentido común
Casi todos los moais que conocemos se esculpieron en la ladera de un volcán extinto, llamado Rano Raraku; las rocas que allí hay son únicas en la isla, fáciles de tallar y al mismo tiempo, suficientemente duras como para resistir el paso de los años.
Un observador diría que lo más fácil habría sido hacer rodar la piedra hasta un lugar más cómodo, pero los constructores prefirieron hacer todo el trabajo en el mismo lugar, por razones que permanecen en el misterio.
El moai era entonces tallado sobre la misma ladera, tal como aparece en la figura siguiente, y luego quedaba unido a esta por la espalda.
Esta especie de quilla que lo unía por la espalda al suelo se iba socavando hasta dejarlo libre:
Entonces se deslizaba ladera abajo...
... llegando a una hendidura cavada en la base del volcán:
Allí la estatua quedaba fija y un poco enterrada, lo que posibilitaba corregir su espalda y seguir con el dibujo de diferentes decoraciones:
Podemos inferir esto con algo de seguridad, puesto que muchos de estos colosos quedaron a medio hacer, en diferentes etapas de su producción, como si de pronto y sin previo aviso las labores hubieran sido interrumpidas.
Una vez terminado el moai, comenzaba la penosa tarea de trasladarlo hasta su lugar de emplazamiento. No se sabe con exactitud cómo se realizaba esto, y la tradición oral que dice que los moais llegaban a sus bases “caminando”, obviamente no debe tomarse al pie de la letra. Algunos experimentos han demostrado que era posible hacerlo adosando maderos a la estatua como si se tratara de un trineo, y desplazándola sobre rieles hechos con troncos de árboles. Sin embargo las últimas investigaciones demuestran la existencia de troncos inclinados en el camino por donde se realizaba el traslado, lo que hace suponer que de alguna manera este se hacía a través de un sistema de palancas.
Gran parte de los últimos moais construidos tiene un pukao, o cilindro de escoria volcánica situado sobre la cabeza. Los pukao se esculpían en un pequeño cráter llamado Puna Pao, y tenían una coloración rojiza debido a la piedra con que eran hechos.

Cuando el moai llegaba al ahu, o base donde se erguiría finalmente, se alzaba poco a poco mediante la acumulación de piedras que iban formando una rampa. Es de suponer que el pukao se le colocaba cuando se alzaba a unos 45º. La última parte era la colocación de los ojos, hechos de coral y obsidiana o escoria roja. Se piensa que esto activaba de alguna manera el mana, o poder del moai.
Más información en el Museo Antropológico P. Sebastián Englert.

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